“Gran parte de las experiencias que he hecho sobre mí mismo las hice observando las
particularidades de los demás”. Friedrich Hebbel (1813-1863)


Inicialmente somos transportados al mundo interior del artista Diego Marulanda, quien, actúa
como un voyerista, un observador de lo íntimo, que colecciona instantes y detalles, tanto suyos
como ajenos, a través de una mirada pictórica donde recoge estas experiencias, de las cuales no
conocemos su pasado o futuro, solo su instante presente, que busca transmitir un sentimiento,
más no contar una historia. Su colección parece permeada por una melodía que cubre la
exposición de un tono íntimo que ensambla y unifica el amor, la intimidad, la figura femenina, las
atmósferas, la delicadeza, la fragilidad y la belleza. La colección trata de transmitir emociones, que
nos llevan a empatizar como observadores, y a sumergirnos en una atmósfera introspectiva,
donde nos encontramos con el amor en sus diferentes formas de expresión.
La manera en que se genera PUNTO DE FUGA parte del azar y la observación continua de la vida, sus
alrededores y detalles; además, el artista busca estar plenamente consciente de los momentos
que vive con los demás, ya que estas experiencias pasan a ser parte de él. Todo esto lo lleva a
seleccionar su colección a través de un filtro estético originado por sus intereses en la pintura, que
lo motivan a buscar material para desensamblar la experiencia en tonos, colores, formas,
contrastes y vibraciones como si quisiera generar un estado sinestésico al enfrentar los elementos
que componen la exposición. También, podemos percibir en la colección una sensación de
soledad, que se ve invadida por la presencia del artista, quien toma distancia para asumir el papel
de observador, con el fin de cuestionarse: ¿puedo encontrar amor en una persona al observarla?
¿se puede vivir el momento desde la distancia? ¿puedo vivir las experiencias ajenas? ¿Realmente
conocemos al otro? Él no pide permiso y arrebata esos momentos del otro y los vuelve suyos, siempre
como un observador, ya que, no quiere intervenir en esos instantes por temor a perderlos, simplemente
quiere que existan. Mientras observa le gusta suponer que pasa con sus vidas, él tiene la creencia
de que las historias de las demás personas tienen relevancia cuando están en el mismo plano
existencial, como si cobraran vida al pasar por su lado; tal vez, sea un pensamiento bastante
egocéntrico, pero la realidad es que sus vidas le resultan ajenas; caminan, duermen, lloran, ríen,
tienen sexo, quizás sufren; es algo que él ignora, solo puede imaginarlo e hilar historias; para él
ninguna persona, ni sus experiencias, son reales hasta que pueda observarlas a través de sus ojos.

En esta exposición intimista se encuentra el interés por querer demostrar los sentimientos de instantes capturados en diferentes lenguajes que dialogan con la fotografía, pintura, música y los momentos, pero a fin de cuentas nos hablan de lo que compone a las personas, de los múltiples puntos de fuga que estructuran la cotidianidad en las relaciones con el otro y nosotros.
PUNTO DE FUGA
MAPA MENTAL